El hombre acostumbrado a vivir sin entender el sentido de la existencia, no es capaz de entender la felicidad oculta en fragmentos de la vida y en disfrutar de ella.
Alegrase de ver el sol salir entre una nube, de contemplar el pasto después de la lluvia con su color intenso, de apreciar una sonrisa en un rostro ajeno, de alegrarse con el éxito de otros, de no ahogarse en los problemas y ver más aya de los pies, soluciones. De aprender de las caídas y esquivar las piedras. Agradecer por lo que se tiene en lugar de llorar por lo que no. Mirar con ojos sinceros y limpios, sin juzgar al otro, de ayudar sin esperar nada, de entender que no somos eternos, que cada minuto podría ser el último. Aprender de una vez a vivir, ser feliz.