Marche rumbo a lo desconocido ese día, temblaron mis piernas, el terror se apoderaba de mi, seguí adelante por la promesa hecha en luna menguante, mis botas estaban gastadas de tanto andar y la ropa hecha jirones, pero... ¿que importaba ahora todo eso?.
Al final se desprendieron de mis pies, quede descalza y luego mis pies sangraron, se hicieron costras y ya no dolió tanto.
Mi ropa se quemo por el viento y el so,l y desapareció junto al polvo, así desnuda enfrente al frío, solo abrigada por mi mente.
las montañas se hacían eternas y los caminos interminables.
llegue al lago, pero ya estaba vacío, mire el cielo estrellado y creí ver, pero no era mas que otro cielo estrellado.
El alba llego y quede deslumbrada por la blancura que me rodeaba, mi vista se acostumbro. pero volví a ver al sol a los ojos. me cegué. no volví a ver señales.
anduve a tientas unos días, hasta que caí no se donde.
aveces hace frío, otras demasiado calor, aun recuerdo las botas rotas, escale aquel lugar y salí, el viento me dio en la cara de golpe, que casi me caigo, me tambalee... seguí el camino
y aquí estoy... aun no llego a destino... pues no se donde es, ni donde estoy.
Pero ya no hay miedo a la oscuridad, ni a los lobos... solo a rendirme.